martes, 26 de febrero de 2008

INTRODUCCIÓN

Desde que el hombre es hombre ha deseado el valor y ha rechazado el antivalor. En la prehistoria, eran ya algo esencial e inherente a la vida misma. Conscientes de ello, los antiguos filósofos ya se ocuparon de la sabiduría, la verdad, la justicia o el amor como valores necesarios para vivir honestamente y para el buen funcionamiento de la sociedad. La literatura de todos los tiempos, las leyes, las costumbres, el arte, etc. han fomentado o rechazado unos u otros valores o antivalores, porque es imposible una vida humana al margen de los valores. El hombre, por naturaleza, necesita tanto del bien como de la comida, el sexo o el descanso.
La pregunta que nos hacemos es:
¿Qué es un valor?
Significar cualidad, dignidad, firmeza de algo, fuerza, virtud, etc. En general, todo lo que no nos deja indiferentes, que necesitamos y deseamos. Es una cualidad deseada o deseable por su bondad, cuya fuerza orienta la vida humana.
El ser humano no puede vivir sin valores; su carencia conllevaría la muerte del ser humano en cuanto humano, de la sociedad y de la educación. Lo discutible no son los valores sino qué valores, qué orden jerárquico y para quién.
Los valores nos humaniza, pues nacemos humanos pero no humanizados; sociables pero no sociales; hechos pero no formados. Nacemos personas pero aprendemos a ser humanos. Esta es la función esencial de los valores y de la educación.
No puede llevarse a cabo el más mínimo acto educativo sin alguna referencia a un conjunto de valores, por cuanto la educación en su misma esencia es valiosa. Una educación sin valores no es posible ni deseable. No es posible definir la educación sin una referencia al valor y a la persona como sujeto de la misma, pues la esencia de la educación es referida al hombre.
Los valores no se identifican con una materia, su educación es una labor de todo el centro y del conjunto del profesorado que, junto al saber, han de saber-hacer. No siempre educa en valores quien quiere, sino quien quiere y sabe educar en valores. Este segundo saber va más allá del conocimiento de una materia.
La importancia de los valores está en boca de todo el mundo, ya que educadores, padres e incluso niños están cada vez más preocupados y afectados por la violencia, los crecientes problemas sociales y la falta de cohesión social.
En mi opinión es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en educación, es necesario que reflexionemos y nos hagamos las siguientes preguntas:
- ¿Qué poder le conferimos al individuo para que escoja su propia escala de valores?
- ¿Qué tipo de formación especializada se necesita para que los educadores integren los valores en los programas ya existentes?
- ¿Cómo puede una educación basada en los valores preparar a los estudiantes para una vida de aprendizaje dentro de sus comunidades?
Es necesaria una formación para la educación en valores que cumpla con los siguientes objetivos:
Ayudar al individuo a pensar y comprender los diferentes valores y la implicación práctica de su expresión con relación a uno mismo, los demás, la sociedad y el mundo entero en general;
Profundizar en el entendimiento, la motivación y la responsabilidad con respecto a la toma de decisiones personales y sociales;
Inspirar al individuo a escoger sus valores personales, sociales, morales y espirituales, y a conocer métodos prácticos para desarrollarlos y profundizar en ellos; y
Fomentar en los educadores y cuidadores una visión de la educación como proveedora de una filosofía de vida para el estudiante, que les facilite su crecimiento, desarrollo y toma de elecciones de modo que puedan integrarse en la sociedad con respeto, confianza y compromiso.
Valores fundamentales como: